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La Stasi siguió el juego

En Alemania del Este una escena gamer emergió justo antes de la caída del comunismo. Los adolescentes se encontraban en los clubs de computadoras y jugaban con sus Commodore 64. El Estado los miraba con interés.

Von Denis Gießler

Nota: Este texto fue publicado en Zeit online. 21 de noviembre de 2018

Texto en Alemán: https://www.zeit.de/digital/games/2018-11/videospiele-ddr-Stasi-ueberwachung-gamer-szene-computer

Texto en inglés: https://www.zeit.de/digital/games/2018-11/computer-games-gdr-Stasi-surveillance-gamer-crowd/komplettansicht

El 6 de enero de 1988 fue uno de esos miércoles en que el antiguo y barroco edificio de la calle Kloster Strasse en Berlín del Este estaba repleto de actividad. El edificio se llamaba entonces Casa de los Jóvenes Talentos (HdjT), pero hoy en día su nombre original, Palais Podewils, ha sido restaurado para honrar a su antiguo propietario, que fue Ministro de Asuntos Exteriores de Federico el Grande. Ese día de invierno, entre 70 y 80 personas se congregaron en una sala del primer piso, normalmente el lugar de ensayo de un coro infantil local. El club de computación se reunía allí todos los miércoles, un grupo de jóvenes, en su mayoría alrededor de los 20 años, pero algunos de tan solo 16.

En la década de 1980 se podían encontrar clubes similares en toda la República Democrática Alemana (RDA), y solo en Berlín había unos 20. Pero algunos de los que asistieron a esta reunión en particular en la HdjT habían venido de muy lejos. Y tenían una buena razón. Porque a pesar de que esta era la «Casa Club Central» de la organización juvenil comunista FDJ, ninguna de las computadoras que estaban en las mesas se había fabricado en la RDA. Todas eran occidentales.


El grupo de computación en la HdjT durante la década de 1980 era un club totalmente masculino. Sentado en el centro frente a una computadora está Stefan Paubel, jefe del club. Foto de Stefan Paubel.

Ese día de enero se habían instalado una C128 y dos C64 del fabricante de ordenadores estadounidense Commodore, además de una disquetera. Stefan Paubel, que había fundado el club de informática en la HdjT en enero de 1986 y que era su líder, no habría aceptado los ordenadores de producción nacional disponibles en Alemania Oriental en aquel momento: el KC 85 de VEB Mikroelektronik Wilhelm Pieck Mühlhausen y el KC 87 de VEB Robotron. Ambas empresas eran de propiedad estatal, hecho que se denota con la abreviatura «VEB». “El KC85 realmente no era muy bueno, así que le pregunté a la gerencia de la HdjT si podíamos usar tecnología occidental», recuerda Paubel hoy. «Extrañamente, el director aceptó de inmediato, y obtuve dos C64 y una disquetera en una tienda de electrónica usada en el distrito Köpenick de Berlín Este. A Paubel se le permitió gastar un total de 25.000 marcos de Alemania Oriental en el equipo, pagando 6.500 marcos de Alemania Oriental por cada C64.

En aquel momento, la Commodore era la computadora doméstica más vendida del mundo. Pero si hubiera sido por Occidente las computadoras nunca habrían llegado a Alemania Oriental. En 1988, la microelectrónica seguía figurando en la lista de productos sujetos a embargo, mantenida por el Comité Coordinador para el Control Multilateral de las Exportaciones (CoCom). Los estados occidentales habían acordado que no suministrarían ningún bien tecnológico a los países comunistas del bloque oriental. Sin embargo, las C64 habían llegado a Alemania Oriental y los funcionarios de aduanas de la RDA les permitieron pasar. No tuvieron problemas con la importación de hardware occidental. Pero el software, y especialmente los videojuegos, eran otro asunto. Su contenido era motivo de gran preocupación para los funcionarios de Alemania Oriental.

Los programas gráficos, sin embargo, fueron una excepción y eso fue lo que más le interesó a Paubel. Había estudiado ingeniería mecánica y descubrió su entusiasmo por las computadoras a mediados de los años 80, lo que lo llevó a fundar el club, donde daba frecuentes conferencias sobre software gráfico y lenguajes de programación. A sus 34 años, Paubel era relativamente viejo en 1988 en comparación con los visitantes más jóvenes del club, quienes también tendían a estar mucho más interesados en los juegos de C64 que en los programas gráficos.

«A las 4:45 p.m., A. entró en la sala del club de computación» –un extracto del informe de un colaborador informal sobre la HdjT. Fuente: Comisionado Federal para los Registros del Servicio de Seguridad del Estado (BStU)

Pero uno de los que visitaron el club el 6 de enero de 1988 pensó que Paubel era más joven. Describió al fundador del club como «de unos 25 a 30 años, con barba y gafas de metal con montura». Esta descripción de Paubel proviene de un memorando del 12 de enero de 1988, «Información Operativa» del Ministerio de Seguridad del Estado (MfS), la policía secreta de la RDA, también conocida como la Stasi. El MfS había enviado un colaborador informal, o IM para abreviar, a la HdjT para espiar un poco y mezclarse con los visitantes. El informante, también joven, era un cuadro del Regimiento de la Guardia del Ejército Nacional Popular. La designación «cuadro» podría significar que en realidad era un soldado, pero el término también se usaba en la RDA para designar a aquellos que estaban siendo considerados para un puesto oficial. El joven informante, que aparentemente aún estaba en la escuela, esperaba que la visita al club de computación mejorara su perfil. De cualquier manera, las observaciones que hizo allí como colaborador informal fueron dadas a un oficial de la Stasi, quien a su vez las resumió en su informe de «Información Operativa».

El documento forma parte de una colección de documentos de la Stasi sobre la escena juvenil en la RDA poco antes de la caída del Muro de Berlín. Ellos proporcionan una mirada profunda sobre cómo las agencias gubernamentales veían a los juegos de computadora y a los entusiastas de la informática –y cómo veían la emergente era de la información–. Ahora, tres décadas después de la creación de esos documentos, ZEIT ONLINE los ha analizado más de cerca.  Además de Paubel, también hablamos con otros antiguos visitantes de la Casa de los Jóvenes Talentos que compartieron por primera vez sus recuerdos el año pasado con la revista de juegos Game Star.

Gracias a esa «Información Operativa», el número de personas presentes en esa reunión en enero de 1988 («70 a 80 personas») y su edad media estimada («22 a 23») no se ha perdido en la historia. El IM también informó que había sido «normalmente aceptado, sin sospechas» por las otras personas presentes y aprendió de sus conversaciones que «varios participantes están en posesión de una computadora Commodore 64, y tener una es visto como un prerrequisito para la membresía en el club de computación».

El informante también anotó el equipo técnico en posesión del club, incluyendo las computadoras de Commodore. Los documentos que ZEIT ONLINE ha obtenido también contienen un inventario aún más detallado que parece proceder de una fuente diferente. Los archivos incluso contienen copias de los recibos de la tienda de electrónica usada en Köpenick donde Paubel compró los dos C64 y la disquetera. «Probablemente obtuvieron los documentos de la dirección de la HdjT», dice Paubel.

Para Paubel ya hace 30 años era evidente que las autoridades estatales de la RDA vigilaban de cerca las actividades de su club de informática. Simplemente no sabía exactamente lo que la Stasi sabía o quién les proporcionaba la información y los canales que utilizaban.

En una ocasión, Paubel fue convocado a la oficina del director de la HdjT, donde un hombre que Paubel no conocía lo estaba esperando. El hombre le pidió que hiciera una lista de los miembros del club, pero no le dijo para qué entidad gubernamental trabajaba. Paubel consideró la solicitud por un momento antes de negarse a proporcionar la información. De todos modos, no había una verdadera afiliación: el club estaba abierto a todos los interesados, y muchas personas venían de forma irregular, casi todos hombres. La negativa de Paubel a nombrar a los visitantes finalmente no tuvo ninguna consecuencia y nunca más volvió a saber nada del hombre ni se repitió la petición. Los archivos dejan en claro hoy que la Stasi sabía de todas maneras cosas de algunos de los visitantes del club. Los archivos de la agencia incluyen una lista de nombres e información de contacto.

Se autodenominaban “freaks”

Al examinar los archivos queda claro que la Stasi comenzó a supervisar los clubes de computación establecidos en Alemania Oriental en los años ochenta, poco después de su fundación, y comenzó a vigilar el de la Casa de los Jóvenes Talentos en 1986, el año de su creación. Un documento de la Stasi de la oficina del distrito de la agencia en Lepizig, fechado el 15 de marzo de 1985, informa sobre otro grupo similar, un club en Berlín Oriental compuesto por «80 entusiastas de la informática» que habían unido sus fuerzas y también habían planeado reuniones en Dresden. El documento señala que las «personas involucradas en esta alianza se llaman a sí mismas ‘freaks'».

Las computadoras domésticas como el C64 representaban un fenómeno totalmente nuevo en aquel momento: era la primera vez que los ordenadores llegaban a los hogares y, a mediados de los años ochenta, en Berlín Este (en mayor medida que en el resto de Alemania del Este), había un número significativo de C64. La Stasi se encargaba de controlar la seguridad de los datos en los organismos estatales y en las empresas de la RDA y lo hacía a través de una división conocida como Grupo Central de Trabajo para la Protección de los Secretos (ZAGG), que también actuaba como enlace entre los diferentes departamentos del Ministerio de Seguridad del Estado. Muchos de estos departamentos estaban monitoreando los clubes de computación emergentes y también a sus integrantes. El estado comunista, cuya dirección había declarado la microelectrónica como una industria clave en 1977, claramente quería saber qué hacía la gente con sus computadoras.

El 28 de noviembre de 1988, el jefe del Grupo de Trabajo para la Protección de los Secretos (AGG), el equivalente local de ZAGG en la administración del distrito de la Stasi en Berlín, redactó un resumen provisional de sus «conclusiones sobre el uso en el tiempo libre de la informática descentralizada». El documento de cuatro páginas, asombroso por su conocimiento tecnológico, hoy en día se puede leer como una interpretación de la era de la información que estaba emergiendo. En última instancia, por supuesto, las agencias gubernamentales de la RDA nunca tuvieron que lidiar con los cambios que traería consigo la nueva tecnología: el Muro de Berlín caería sólo un año después y, en dos años, Alemania Oriental dejaría de existir.

Sin embargo, a finales de 1988, el jefe de la AGG en la oficina del distrito de la Stasi en Berlín no podía haber predicho tal cosa. En su informe, el teniente coronel enumeró por primera vez los «grupos de interés» de usuarios privados de ordenadores en la RDA que la Stasi conocía, incluyendo el club de la HdjT en Berlín, el Club C-16 de Dresden, el Club Commodore en Jena y el Atari Interest Group de Rostock. Destacó que las actividades de los clubes se centran normalmente en el «intercambio de software, así como en las más diversas posibilidades de expansión del hardware».

Una actitud firmemente negativa

El agente de la Stasi advirtió a sus colegas de otros departamentos: «dado que también hay miembros dentro de los grupos de interés o clubes de computación con una actitud negativa verificable hacia el estado socialista y el orden social, existe el peligro potencial de que los grupos de interés o clubes de computación vayan en una dirección negativa. Los exponentes de la clandestinidad política utilizan cada vez más ordenadores, que se importan y se adquieren a través de los círculos eclesiásticos, por ejemplo». También escribió que «algunos propietarios de tecnología informática privada… se dedican al comercio extensivo de hardware y software. En muchos casos, el software en cuestión son copias del NSW (Eds: el «espacio económico no socialista», que significa Occidente), que luego se distribuyen en la RDA. El temor era que los disquetes importados de Occidente pudieran acabar en las computadoras de las empresas estatales y que pudieran dañarlos si contenían virus. El fenómeno que el funcionario de la Stasi estaba describiendo apenas se conocía en ese momento.

También hizo una serie de recomendaciones para «medidas de defensa preventiva». Incluían cosas como «determinar las condiciones que facilitarían la infiltración de grupos de interés y clubes de computación por parte del adversario», «el reconocimiento de acciones hostiles-negativas por parte de individuos en relación con el uso de tecnología informática privada» y «determinar qué personas están involucradas en el comercio especulativo de hardware y software, principalmente con software prohibido con contenido revanchista, anticomunista o antisemita».

Y describió un nuevo problema que estaba empezando a hacerse sentir: «Recientemente ha habido una tendencia creciente de personas que intentan adquirir acopladores acústicos u obtener información sobre ellos. La tecnología puede utilizarse para la transferencia de datos a NSW sin control, utilizando el sistema de marcación directa de Deutsche Post. (Deutsche Post era el sistema postal de Alemania Occidental en ese momento.) En poco tiempo se pueden transferir cantidades relativamente grandes de datos. El uso privado de esta tecnología en la RDA ya ha sido verificado».

En 1988 el tráfico moderno de datos a través de líneas telefónicas, precursor de Internet, había llegado a Alemania Oriental. En el futuro, escribió, el software ya no requeriría de ningún medio físico para ser difundido. Lo que a su vez significaría que ya no podría ser interceptado en los controles fronterizos.

Pero muchos ciudadanos de la RDA, especialmente los más jóvenes, ni siquiera tenían acceso a una línea telefónica, y mucho menos a un módem al que se podía conectar un auricular telefónico para transmitir código en forma de señales acústicas. Para ellos, los clubes de computación servían como lugares a los que podían ir para intercambiar software, de la misma manera que el jefe de la AGG había escrito independientemente del informante que había estado husmeando en la Casa de los Jóvenes Talentos.

Ver en anexo la lista de la Stasi (1987) de juegos disponibles en el club de computación.

«Allí intercambiamos juegos hasta que los casetes brillaban», recuerda Timo Ullmann, quien solo tenía 16 años en 1988, al describir los mecanismos de almacenamiento en casetes que se podían utilizar con las primeras computadoras domésticas. Ullmann tenía su propia C64 en casa, lo que significa que regularmente adaptaba el televisor de sus padres, ya que, a diferencia de muchos otros ordenadores, el Commodore no necesitaba un monitor adicional, sino que podía conectarse a un televisor común. El padre de Ullmann, que trabajaba en el comercio exterior, había comprado el ordenador con marcos alemanes occidentales. «Cuando lo conseguí, pasé el primer año jugando casi todos los juegos que pude conseguir, incluidos los clásicos de C64 como Defender of the Crown y The Last Ninja«, dice Ullmann. «En ese momento mi padre pensó que había cometido un gran error al comprar el C64.» Sin embargo, durante mucho tiempo, Ullmann no tuvo contacto con otros como él. Un día se encontró con un cartel oficial del movimiento juvenil socialista del FDJ, que anunciaba el club de computación de la HdjT.

Piratería legal

Para muchos jugadores, el intercambio de juegos que tuvo lugar en esos clubes era la única posibilidad que tenían para acceder a los juegos de computadoras occidentales, porque no se vendían en tiendas normales. Solo se podían comprar en las tiendas Intershop del gobierno y el pago solo se podría hacer en marcos alemanes occidentales. Y como un paquete de 10 discos vacíos podía costar hasta 600 marcos de la Alemania del Este, los jóvenes usuarios de computadoras solían optar por cintas de casete más baratas, aunque técnicamente inferiores, como medio de almacenamiento de datos.

Curiosamente, los alemanes orientales no estaban violando la ley al copiar los juegos porque el software no estaba protegido por derechos de autor en el país. El Tribunal de Distrito de Leipzig había dictaminado en una decisión histórica en septiembre de 1979 que consideraba que el software no era «ni un trabajo científico ni un logro creativo».

Dada la gran cantidad de copias que se estaban realizando en la Casa de los Jóvenes Talentos, la Stasi aparentemente contó con numerosas fuentes para determinar qué juegos y qué software se estaba compartiendo. Los documentos que ZEIT ONLINE ha obtenido contienen una lista de todos los juegos que, hasta donde la Stasi supo, estaban a disposición del club de informática de Berlín Este, en julio de 1987. Paubel dice que, en ese momento, él mismo no sabía todo lo que estaba pasando a su alrededor.

La lista de cinco páginas contiene los nombres de 261 juegos para la C64. La mayoría de los juegos tienen nombres en inglés, pero la Stasi amablemente los tradujo al alemán. Incluye, por ejemplo, Samantha Fox Strip Poker, un juego de cartas en el que aparece desnuda la entonces famosa cantante pop británica, que también había trabajado como una chica de la Page 3. El juego fue traducido como Samantha Fuchs [zorro en alemán] desvestir Poker. Se necesita un poco de imaginación, al mirar hoy la lista, para adivinar el título original en inglés detrás de algunas de las traducciones.

Frogger


La Stasi también encontró un juego llamado Frogger en la Casa de los Jóvenes Talentos, uno de los juegos de C64 más populares –y completamente inofensivo. Fuente: Sega / c64-longplays.de

No es sólo el contenido del informe lo que lo hace tan interesante, sino también su procedencia: el jefe adjunto de la División XV («Inteligencia en tecnología de defensa e ingeniería mecánica»), responsable del espionaje extranjero para la Dirección General de Reconocimiento del Ministerio de Seguridad del Estado, lo había enviado a un colega de las oficinas de la Stasi en el distrito de Berlín, al parecer a petición de este último. En su carta, fechada el 2 de septiembre de 1987, el hombre de la Inteligencia Extranjera refiere una «fuente» sin dar ninguna otra descripción de esa persona.

No es posible determinar la identidad de dicha fuente a partir de los documentos obtenidos por ZEIT ONLINE. Lo que se puede decir, sin embargo, es que, en la Dirección General de Reconocimiento, «fuente» normalmente significaba informantes en el área de la operación, es decir, en el extranjero. Esta podría ser la llamada «fuente A», alguien que tuvo contacto con alguien que trabajaba en un determinado lugar de interés o en un campo de interés. O podría ser una «fuente O», alguien que trabajaba en un lugar de interés o un agente clásico espiando directamente para el Ministerio de Seguridad del Estado.

Asalto a Moscú

Veintitrés juegos de la lista están marcados con la palabra «índice», por haber sido considerados de «naturaleza particularmente militarista e inhumana», como señala el documento. Curiosamente, la lista de la Stasi era casi la misma que una lista similar del gobierno de Alemania Occidental sobre juegos que consideraba potencialmente dañinos para los menores. La mayoría de los títulos presentados son juegos de tipo shoot’em up, incluyendo Commando, Blue Max, Rambo y el infame Raid Over Moscow, que la Stasi llamó Attack on Moscow. (Hemos incluido una versión de los años 80 de Raid Over Moscow en la parte superior de este artículo que se puede jugar legalmente [puede jugarse en la página del artículo origina].)

Rambo: First Blood, parte II


El juego, que data de 1986, es tan poco sofisticado como la propia película Rambo: el jugador corre a través de Vietnam como un luchador solitario matando gente. Fuente: Ocean / c64-longplays.de

El objetivo del jugador en Raid Over Moscow es destruir el arsenal de armas nucleares de la Unión Soviética, convirtiendo al juego necesariamente en un asunto político para las autoridades de Alemania Oriental. Si la Stasi hubiera descubierto que vos eras dueño de una copia del juego cuando eras adolescente, dice Ullmann, «eso te podría haber causado muchos problemas». Pero añade: «el amor por los videojuegos superó claramente los temores de ser atrapado por la Stasi«.

Comparado con los juegos de hoy, Raid Over Moscow parece casi inofensivo, pero fue demasiado para la autoridad de protección juvenil de Alemania Occidental, que lo puso en su índice en 1985. Al justificar la medida, las autoridades escribieron: «en los adolescentes mayores, jugar (…) puede provocar tensión física, ira, agresividad, pensamientos agitados, dificultad para concentrarse, dolores de cabeza, etc.». El juego, que ha estado fuera de circulación durante años, fue eliminado del índice en 2010. Los elementos de la lista se eliminan automáticamente después de 25 años, y desde entonces no ha habido solicitudes para volver a incluirlos en el índex.

«Komodore» y «Adari»

En la década de 1980, Stefan Paubel, que trabajaba en la Casa de los Jóvenes Talentos, quería asegurarse de que el club de computación no se cerrara debido a los tipos de juegos que se intercambiaban o jugaban allí. Paubel encontró una solución tan astuta como simple: puso un cartel en la pared que decía: «Está prohibido en este club jugar a juegos que glorifiquen la guerra». Problema resuelto.

Un juego que la Stasi intentó activamente mantener fuera de circulación fue el juego de estrategia Kremlin, que había sido desarrollado por la pequeña productora suiza Fata Morgana Games. En Kremlin, el jugador asume el papel de un político soviético que luego lucha contra otros para convertirse en el líder del partido. Un expediente de la Stasi señalaba que el juego «contradice los intereses de la RDA debido a sus declaraciones antisoviéticas». Debido a eso, decía, la importación de Kremlin debe ser prevenida en todas las circunstancias. Adjunto al informe, como prueba, había un recorte de una reseña de Kremlin publicada en la revista alemana occidental C64 Happy Computer. Por otro lado, la Stasi obtuvo los manuales de otros juegos. La sucursal de Leipzig, por ejemplo, obtuvo instrucciones para el juego Elite, una simulación espacial que se publicó en 1984.


Jugar en 1985: La C64 podía conectarse a un televisor, y cuando los lectores se hacían de una copia de la revista Happy Computer, las críticas sobre juegos estaban entre las primeras cosas que miraban. Lo mismo ocurría con los informantes de la Stasi. Fuente: Lobo K-P

Para Volker Strübing, los juegos de la C64 proporcionaron un escape a «un nuevo mundo, lejos de la vida cotidiana, a menudo destartalada, de Alemania Oriental». Al igual que Timo Ullmann, Strübing tenía solo 16 años en 1988 y visitaba con frecuencia el club de informática de la HdjT. Las reuniones crearon un grupo muy unido de jóvenes de Berlín Oriental que jugaban juntos a los videojuegos en su tiempo libre. Pronto comenzaron a desarrollar sus propios programas y, como Strübing, a hacer música en la C64. Strübing había comprado su computadora en un Intershop en Berlín Este, habiendo obtenido la moneda fuerte necesaria de su abuelo en Berlín Oeste.

Cada miércoles los chicos envolvían sus computadoras en toallas, los metían en bolsas, y se dirigían a la HdjT, donde ya no tenían que preocuparse sobre si las C64 del club estaban disponibles o no. «Según los estándares de la RDA, fuimos realmente privilegiados en Berlín Este con nuestras C64», dice Strübing.

Al mismo tiempo, los funcionarios de la aduana de la RDA y de la Stasi estaban cada vez más desesperados en sus intentos de controlar la propagación de los videojuegos occidentales. En un documento de octubre de 1986, un inspector declaró que en la RDA se introducían de contrabando muchos más disquetes que el año anterior. Sólo en Berlín Este, 18.000 de ellos encontraban su camino a las tiendas cada mes, según ese mismo informante.

Operaciones militares de combate

Con el fin de contrarrestar la difusión sin trabas de programas informáticos supuestamente subversivos, las oficinas de distrito de la Stasi realizaron controles aleatorios de los disquetes circulantes en busca de contenidos prohibidos. Un archivo obtenido por ZEIT ONLINE muestra, por ejemplo, que en la ciudad de Glauchau en Sajonia, los trabajadores de la Stasi buscaron «tecnología informática de origen occidental con el correspondiente programa», que una fábrica de lana y seda de propiedad del gobierno local en la ciudad de Meerane había adquirido en una tienda de artículos usados. Los agentes de la Stasi no estaban muy familiarizados con las marcas de computadoras, refiriéndose en sus notas a «Komodore» y «Adari». En cualquier caso, lo que encontraron en los discos fue más grave: «juegos de guerra en los que las operaciones de combate militar pueden ser simuladas con tanques marcados con una estrella roja».

Blue Max


Blue Max, de 1983, también fue colocado en el índice de la Stasi. En el juego, los jugadores son pilotos de caza británicos durante la Primera Guerra Mundial.

El joven soldado e informante de la Stasi que hizo su primera visita a la HdjT en Berlín Oriental el 6 de enero de 1988, estuvo atento a cualquier juego potencialmente incriminatorio que se intercambiara allí. Y en la reunión del club de computación del siguiente miércoles encontró lo que estaba buscando. Un joven de 11º grado [16 o 17 años aprox.] había «traído consigo una enorme cantidad de disquetes que en su mayoría contenían juegos de guerra», dijo el informante más tarde a la Stasi, como señala el segundo informe de «Información Operativa» del 16 de enero de 1988.

El espía hizo una copia del juego de acción de guerra aérea Ace of Aces del alumno de 11º grado y luego informó a su comandante que en el juego, «es posible con aviones, submarinos y otros equipos de combate atacar y bombardear ciudades o combatir objetos militares en un contexto paneuropeo». Al final del documento se indicaba que el informante había recibido instrucciones de obtener más información en la próxima reunión dos semanas después. Debía obtener los «datos personales necesarios para identificar» al alumno de 11º grado y «establecer un contacto más estrecho» con él. También debía intentar «volver a hablar con el líder (una referencia a Paubel)».

Este es el último documento en posesión de ZEIT ONLINE que contiene alguna referencia al joven informante que había sido asignado para monitorear el club de computación de la HdjT. No existe información sobre la actividad posterior del informante, ni existe ningún informe de los funcionarios de enlace de la Stasi que arroje luz sobre los siguientes pasos del informante. Y ni Stefan Paubel, ni Timo Ullmann, ni Volker Strübing pueden recordar ningún encuentro con un joven tan curioso. Tampoco hubo consecuencias notables para el club de computación que pudieran haber surgido del monitoreo de la Stasi. Paubel continuó dando sus conferencias sobre ordenadores occidentales, mientras que Ullmann y Strübing continuaron intercambiando juegos con diligencia.

“Los días más felices de mi vida”

No fue hasta julio de 1989, pocas semanas antes del éxodo masivo de ciudadanos de la RDA hacia la frontera astro-húngaro, que otro colaborador no oficial «con conocimientos básicos de informática» visitó el club de informática de la Casa de los Jóvenes Talentos. También reconoció rápidamente que el club «tenía principalmente el carácter de una reunión de intercambio para el intercambio de software». En su mayor parte “se intercambian programas y juegos de ordenador».

El informante también se reunió con adultos allí, incluyendo a un profesor de informática que tenía una C64 y estaba «metido en una red privada de intercambio de software». En los expedientes se indica que el informante propuso identificar al profesor de informática en cuestión, y coordinar otras medidas con el Grupo de Trabajo para la Protección de los Secretos. Sin embargo, no consideró necesario supervisar más de cerca al club a través de operaciones de escuchas telefónicas, por ejemplo. El informante aparentemente asumió que el club no era una fuente de actividad política subversiva.

Las computadoras se hacen peligrosas

Sólo unos meses después la situación política cambió completamente cuando las masas empezaron a salir a las calles a protestar en Alemania Oriental. El 10 de octubre de 1989, el mismo jefe de la AGG de la administración del distrito de la Stasi en Berlín, que un año antes había descrito el uso privado de computadoras en la RDA, señaló que contenidos del Nuevo Foro [New Forum] se había encontrado en varios disquetes en Berlín «relacionados con las crecientes actividades del oponente político». La organización del Nuevo Foro tuvo una gran influencia en los movimientos de protesta.


«Test críticos de juegos famosos»: la revista Happy Computer de Alemania Occidental era de lectura obligatoria en la década de 1980 para los jugadores de toda Alemania. Fuente kultpower.de

El oficial de la Stasi escribió que se debería crear una lista de personas sospechosas «que posean una imprenta y distribuyan textos políticos y juegos de carácter fascista». Las computadoras y los programas de computación -juegos o procesadores de textos- eran entonces considerados por el Estado como una amenaza potencial. El régimen intentó desesperadamente controlar la rápida propagación de datos y software. Pero un intento de censurar a los propietarios de computadoras, en cualquiera forma, nunca se materializó. Un mes después, el Muro cayó.

Reflexionando sobre los acontecimientos que tuvieron lugar hace tres décadas, Stefan Paubel dice que está bastante decepcionado por lo que contienen los archivos de la Stasi. «Creo que los informantes eran muy ingenuos. Los informes son demasiado positivos». Pero Paubel dice que él también era probablemente un poco ingenuo en ese momento, dado que poseía una impresora de matriz de puntos, que la Stasi veía como un dispositivo potencial para la diseminación de folletos políticos. También cree que fue probablemente un poco descuidado haber copiado números de la revista Happy Computer en el ayuntamiento de Berlín Este  –un servicio que cambió por bebidas alcohólicas. Tales travesuras, que en retrospectiva parecen bastante humorísticas, no fueron descubiertas en su momento. «A veces, también ayuda tener la suerte de tu lado», dice Paubel.

A Volker Strübing también le sorprende que la Stasi no haya adoptado una postura más dura contra los clubes de informática y los jóvenes jugadores como él. «Tenían todo lo crítico en los informes: intercambiar software, una lista completa de todos los juegos que glorifican la guerra y las computadoras occidentales», dice. «Pero aparentemente no tenían idea de lo que significaba todo esto.» Por ejemplo, el hecho de que, aunque no representaran un escape concreto de Alemania Oriental, equivalían a escapar de los ideales del Estado.

Pero en lugar de tener que temer las consecuencias negativas, los jóvenes del club de computación de la HdjT tendían a disfrutar de las ventajas, dice Timo Ullmann. Dice que se les veía como candidatos a la escuela de ingeniería de Berlín Oriental. Además, a partir de 1988, el gobierno redujo el servicio militar obligatorio a nueve meses para los estudiantes que iniciaban cursos de ciencias de la computación.

La microelectrónica era una «vaca sagrada» para la RDA, dice Paubel. «Los jóvenes de aquí se dedicaban a la informática, que era un objetivo político oficial; en ese sentido, parece que los funcionarios estaban dispuestos a aguantar muchas cosas». Paubel cree que esa es probablemente la razón por la que los visitantes del club de computación de la HdjT pudieron salirse con la suya y también por la que tuvieron la oportunidad de hacer cosas que no habrían sido posibles en ningún otro lugar de Alemania Oriental.

Además, la literatura académica disponible sobre las actividades del Ministerio de Seguridad del Estado a mediados de la década de 1980 también muestra que la vigilancia encubierta y la opresión encubierta eran más típicas de esa época que la represión abierta. En los años ochenta, el régimen de la RDA se preocupaba por su reputación y, por lo tanto, era mucho más cauteloso en algunos ámbitos que en los años sesenta.

Una carta de advertencia de un abogado

Stefan Paubel describe su experiencia con el club de computación de la Casa de los Jóvenes Talentos como «el momento más feliz de mi vida». Tras la caída del comunismo, Paubel trabajó primero en una tienda de informática y más tarde se convirtió en diseñador de medios de comunicación.

En la actualidad crea nuevas vistas de calles y ciudades utilizando fotomontajes, y también ha escrito dos libros, Old Manhole Covers in Berlin y Old Manhole Covers in Europe, y tiene un tercero en preparación. Paubel todavía posee su antigua C64.

En 1990, Volker Strübing y otros miembros de su club de informática desarrollaron el juego de rompecabezas Atomino para el estudio alemán de juegos Blue Byte. En la década de 1990, Strübing ayudó a establecer una serie de lecturas públicas en Berlín llamada LSD – el acrónimo alemán de Amor, No Drogas. Las lecturas siguen teniendo lugar hoy en día. Desde mayo de 2007 ha estado haciendo Kloss und Spinne, una comedia animada en YouTube. Sigue escribiendo sobre la C64.

Timo Ullmann es el único de los tres que todavía se dedica profesionalmente a los juegos de computadora. Después de la caída del comunismo estudió informática y trabajó junto con otros del grupo de la HdjT en Terratools, una empresa de juegos situada en Potsdam, cerca de Berlín. En 1999 fundó Yager junto con cuatro colegas. La empresa es una de las mayores desarrolladoras de juegos de computadora de Alemania y cuenta con más de 100 empleados. «Todo esto tiene sus raíces en la C64 y en el club de ordenadores de la HdjT», dice Ullmann. «Fue una época maravillosa.»

El club de informática de la Casa de los Jóvenes Talentos siguió existiendo durante un tiempo después de la caída del Muro de Berlín. Pero el Ministerio de Seguridad del Estado fue disuelto en 1990. Fue también en esa época cuando los jugadores de la RDA empezaron a tener dificultades para copiar o cambiar los juegos occidentales, publicando sus necesidades y deseos, por ejemplo, en los anuncios clasificados. Y no fueron las autoridades estatales de la desmoronada RDA las que se ocuparon de su caso. En su lugar, los jugadores recibieron cartas de advertencia de los abogados –su iniciación a las maravillas de ese capitalismo que pronto tomaría el control.

En agosto de 1990, dos meses antes de la reunificación y del fin de la RDA, los miembros restantes del club de informática de la HdjT de Berlín Este decidieron disolver el club.

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Implementación gráfica: Steffen Hänsch, Moritz Klack, Jonas Parnow, Christoph Rauscher, Julian Stahnke, Julius Tröger.
Consulta histórica: Copa Franziska.
Montaje: Dirk Peitz.
Traducción: Daryl Lindsey.
Traducción al español: deepl.com con ayuda de Nicolás Quiroga

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Anexo

La lista de la Stasi (1987) de juegos disponibles en el club de computación. Los títulos en inglés fueron traducidos por la Stasi. Según la autoridad, todos los juegos marcados con «indexados» se consideraban de «naturaleza particularmente militarista e inhumana».

  • 3-D-Golf
  • 3D – Irrgarten
  • Abenteuer C
  • Abenteuer D
  • AD ASTRA
  • Androids (Vorstellung)
  • Angriff auf Moskau (Index)
  • Angriffsschlag Kobra (Index)
  • Anhalter
  • Äpfel
  • Arkadien
  • Artillerie
  • As (Tennis)
  • Astro (?)
  • ATARI Innenbahn
  • Aufgeblähte Drossel
  • Ausbrechen (Ausbruch)
  • Außerirdisches Wesen
  • Automatiktick
  • Babylon
  • Ballon
  • Barries Boxen
  • Baseball
  • Bergmann 7
  • Beute
  • Blattallee (Allee der Klingen)
  • Bogaboo (Moorpfeifen)
  • Bogen
  • BOUNZAI
  • Bruce Lee – Karate
  • Brückenkopf 2 (Index)
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Fuente: BStU

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